LA LEY DE LA SELVA
"Ante los terribles hechos desatados en la selva de Bagua, lo primero que debo decirte es que el Perú está en deuda con los valerosos policías, pues llegaron a un lugar sin saber siquiera a qué se enfrentaban. Sin embargo, ofrendaron su vida cumpliendo con su deber. Pero así como se valora ese gesto, debemos condenar a los insensatos políticos, como el Presidente, el Premier, la ministra del Interior y los congresistas del apra y el fujimorismo que al caballazo pretendieron zanjar el debate del polémico decreto 1090 ('Ley de la selva'), que generó una descomunal movilización de las comunidades nativas. El gobierno sabía que estas etnias no iban a cesar en sus jornadas de lucha (toma de carreteras y puestos de petróleo) si no se daba alguna solución a este peliagudo tema. Si en una semana de negociaciones, estas se estancaron, ¿cómo se les ocurrió zanjar el tema con una jugarreta en el Congreso? Ese nefasto estilo de hacer política llevó a la muerte cruel y absurda de más de veinte policías que no sabían a lo que se exponían. ¿Creía el gobierno que una treta política iba a resignar a comunidades que sienten que desde Lima pretenden arrasar con su gente, sus tierras, contaminarlas, venderlas y desaparecer la flora y fauna? Así esta no sea la situación, los comuneros tenían todo el derecho de oponerse a decisiones foráneas sobre su territorio. Ignorantes son los que dicen que los limeños tenemos los mismos derechos que los huambisas y asháninkas sobre la selva. Para Aurelio Pastor, la selva es Iquitos y un 'resort lounge' exótico cinco estrellas en el Amazonas. Para los nativos, es su tierra madre, la de sus ancestros, que les da vida, agua, alimento y vivienda. Alan García, que se dice intelectual, cree que los nativos no tienen cerebro, son brutos y digitables. Craso error. No por nada ni los todopoderosos Incas, ni los españoles con sus arcabuces, ni los terroristas de Sendero Luminoso pudieron derrotarlos. Decir que bolivianos o ecuatorianos están detrás de su protesta, es una manera vulgar de ocultar el terrible error del gobierno de imponer una ley 'cocinada' en Palacio de Gobierno con empresarios petroleros a costa de los miles de nativos. Ese abuso está costando sangre inocente, de valerosos policías y comuneros. Los nativos no empezaron este drama. Vivieron siglos, sin pedirle nada al Estado peruano, habitando su selva virgen. Siendo utilizados cuando el Estado le dio la gana. Para que peleen en la Guerra del Cenepa y para combatir a Sendero. Allí hasta García les dio armas y ellos lucharon heroicamente y derrotaron a los 'terrucos'. Allí eran héroes, ahora son diablos azuzados por ¡bolivianos! Increíble".
LA SELVA ES EL PERU
Pienso que el 'Perú oficial', como denominaba el historiador Jorge Basadre a la minoría que gobernaba desde la capital, Lima, ordenando desde el Palacio de Gobierno o el Congreso, ignoró, faltó el respeto, avasalló al 'Perú real', en este caso conformado por las comunidades nativas. Los polémicos decretos legislativos 1090 ('Ley de la selva') siniestramente quisieron aprobarlos al 'caballazo'. ¿Creían que los nativos, porque estaban lejos, porque hablan otra lengua, tienen otra cultura y otras costumbres, y viven en la selva virgen, se iban a quedar callados? Hay que ser bien ignorantes y de eso pecó Alan García, que se dice 'intelectual'. Los nativos tienen hijos que estudian en las universidades, tienen abogados, médicos que trabajan en sus comunidades. Ellos informaron que les querían dar 'gato por liebre' con decretos que se armaron a espaldas de los verdaderos indígenas. Por eso se inició el conflicto. El crimen imperdonable lo cometieron García, Simon y Cabanillas al mandar a desalojar a los protestantes a jóvenes policías que no sabían a quiénes estaban enfrentando. El destacado antropólogo Róger Rumrrill, experto en problemática amazónica, sostuvo: 'la policía enfrentó a una de las etnias más guerreras de la Amazonía: los awajun-wampis, de la familia de los jíbaros. Ellos nunca dejaron entrar a su territorio a los españoles a lo largo de los siglos. Los jíbaros son peligrosos, matan a sus enemigos, reducen sus cabezas y se las llevan como trofeos en el pecho. La policía enfrentó a los awajun-wampis en Bagua. Ellos son guerreros y no toleran la invasión de sus territorios. Que les maten a uno de sus hermanos es como si les hicieran una declaratoria de guerra. Son una de las familias más numerosas, 65 mil miembros aproximadamente. Estos indígenas aguarunas huambisas fueron los guías de las tropas peruanas en la guerra contra el Ecuador. Son los que mejor conocen el territorio de la Cordillera del Cóndor. ¿Acaso esto no lo sabía la policía? Acusarlos de genocidas, como lo hacen las autoridades, lo único que se hace es exacerbar los ánimos de los nativos y si se optan medidas represivas lo único que logran será repetir el episodio del fatídico viernes 5 de julio". Que lean esos cavernarios que piden que la Marina, la Aviacion y el Ejército arrasen a las comunidades. Esas voces no ven al Perú como un país multiétnico. Para esos, la selva solo es un lugar turístico para recorrerlo en tres días desde Iquitos y los nativos son solo los boras, que por unos soles te cantan y te bailan. ¿Quién tiene la culpa de que esa parte del Perú profundo permanezca ignorada por el resto de los peruanos? Ellos nunca han molestado al Estado. Han sufrido hambrunas, epidemias, y el 'Perú real' no se enteró ni les interesó.